miércoles, 17 de octubre de 2012

Capitulo 9º- (Lara)




Kaliste ya no sabía qué hacer, veía cómo toda su vida se iba al traste, no encontraba una escusa realmente buena para explicar aquel cambio producido en ella, los nervios la mataban y para colmo, Erik quería volver a verla, pero ¿quería verla a ella o a Evolet? No sabía que pensar. Decidió tumbarse en la cama y relajarse y tras un suspiro que se escapo de su boca, rápido como el viento, recordó aquello que le encantaba hacer de pequeña, aquello que hacía que todo lo malo pasara. Decidió ir al lago que estaba junto a la torre Bohemia.
Siempre que se bañaba en sus aguas sentía como la luz del cielo que se reflejaba en ellas también lo hacía en ella misma y esto la reconfortaba, se podría decir que la llenaba de luz y eran aquellos colores los que hacían que todo lo malo huyera en la oscuridad rehuyendo el haz de luz y de color que emanaba del lago. Solía ser una zona muy poco transitada ya que se encontraba algo a las afueras y eso hacía que para Kaliste tuviera ya la magia que cualquier otro lugar no tenia. Le gustaba bañarse sin ropa ya que con ella, el peso que ejercía ésta sobre ella al estar empapada, en vez de reconfortarla y liberarla de sus angustias producía el efecto contrario, por lo tanto se quitó la ropa y se metió al lago. Le encantaba bucear sobre sus aguas  y ver por momentos fugaces los diferentes colores que el agua escondía en su fondo. Para cuando sus dedos comenzaron a arrugarse debido al agua, sus preocupaciones se habían esfumado y como toque final siempre solía ponerse boca arriba y contemplar el cielo mientras sentía las pequeñas corrientes de agua acariciando su cuerpo desnudo pero hubo algo que la inquietó por un segundo, algo que no vio antes, era una luz, una luz azul blanquecina y estaba justo debajo de ella. Se sumergió para buscar el foco de aquella luz y se llevó una gran sorpresa al descubrir qué era. Era un anillo, un anillo que brillaba y en su interior algo se removió, un sentimiento de familiaridad que nunca antes había vivido, pero ¿cómo era posible? En su vida había visto un anillo semejante, pero algo en ella le decía lo especial que era.
Salió del agua y después de colocarse de nuevo la ropa ahora algo húmeda por su cuerpo, se sentó bajó la sombra de un árbol y lo contemplo. Después de ver la esfera de luz que emanaban los ojos de aquella extraña serpiente que formaba el anillo, tuvo el impulso de colocárselo en el dedo y justo en ese momento vio como la serpiente se movía en él como cobrando vida, adaptándose a su pequeño dedo. Esto provocó que un chillido escapara de su boca y el instinto y el miedo le obligo a intentar quitárselo a toda costa, pero todo movimiento fue en vano, la serpiente permanecía en su dedo, inmóvil y brillando cada vez más. Los diferentes haces de luz, algunas azules, otras blanquecinas, que salían de aquel anillo la guiaban a la misma torre, la torre Bohemia, y entonces comenzó a recordar aquel sueño que una vez tuvo y al que no le dio demasiada importancia, pues llevaba muchos años obsesionada con aquella historia que su madre le narraba por las noches sobre la joven Evolet y su reino, aquella joven encerrada en Bohemia, su eterno palacio. En el sueño se veía a ella misma dentro de la torre, sentía la angustia de permanecer encerrada en ella. Se vio observarse en el espejo muerta de miedo, palpando cada centímetro de su cara…  Cuando lo soñó no le dio demasiada importancia, siempre había soñado con entrar en Bohemia y recorrer aquellas habitaciones que Kaliste imaginaba que allí había, se imaginaba viviendo allí, soñaba con algún día lograrlo, pero no le dio demasiada importancia a la angustia vivida, al miedo, no le dio demasiada importancia al hecho de que cuando palpaba su rostro no era ella quien lo hacía, pues observaba desde un rincón de la inmensa habitación en la que soñaba, algún día, poder dormir.
De pronto miles de recuerdos la inundaron y aquel extraño déjàvu… Ella ya había vivido todo eso, ella también se levantó una noche y al contemplarse vio como su rostro dejó de serlo para ser ahora el de Evolet, y aquella torre, ella encerrada allí… no podía ser, tenía que ser una fantasía suya, aquello que se le cruzaba por la mente, no, no podía ser cierto, pero era tan grande aquel pensamiento, si ya le había ocurrido a ella, había sufrido en su propia piel un suceso mágico, algo que nadie jamás imaginaria, y allí estaba, con un nuevo rostro, un nuevo cuerpo, el de Evolet, por lo tanto ¿por qué no? ¿Por qué no cabía la posibilidad de que Evolet también hubiera sufrido el cambio y ahora su cuerpo era el suyo? Y meditándolo un poco, tampoco le pareció algo tan descabellado, total todo lo que creía imposible se hacía realidad por momentos, asustándola mucho, demasiado para su gusto.
Aquella mínima posibilidad de que Evolet viviera y que además ahora lo hiciera con su cuerpo hizo nacer una pequeña chispa de esperanza que la conducía a aquella torre donde se suponía se encontraba Evolet, osea ella, o mejor dicho, su cuerpo.
Decidió entonces acercarse a la torre y empezó a rodearla en busca de algo, un pista, algo que le ayudará a comprender el giro que su vida había dado y fue entonces cuando dio con una inscripción que se hallaba tallada en la torre y que decía:

Κυανδο λλες τυ τρα μιταδ, νκοντραρας λ καμινο κυε τε κονδυκιρα λλα, κελλο κυε τε τορμεντα, κελλο κυε ζο κυε ψ στες κυι. νκυεντραλα ψ λα ρας λιβρε. χυντας χομπλεταρεις λ φιναλ.

“Cuando halles tu otra mitad, encontrarás el camino que te conducirá a ella, a aquello que te atormenta, aquello que hizo que hoy estés aquí. Encuéntrala y la harás libre. Juntas completaréis el final.”

2 comentarios:

  1. Me encanta!!! Llegué aquí buscándome a mi misma...

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  2. Antares muchas gracias por dejarnos tu comentario, nos anima mucho saber que te gusta, espero que continues con nosotras en esta historia yq ue nos sigas comentando. Un besazo enorme!!!

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