miércoles, 17 de octubre de 2012

7º Capítulo->Eva



       Caminaba lenta y torpe desde su nueva forma corpórea. Respirando lenta, sintiendo cada excitación a sus sentidos para así mezclarse más y más en su nuevo ser. Pero le costaba encajar su alma en ese cuerpo, se sentía literalmente fuera de sí y dentro de nada. En plena desnudez, así lo explica ella. 
El día amaneció en un tono rosado en mezcla del cielo azul que se marchaba y su anaranjada luz que emanaba. 
Mientras caminaba, encontraba al oxigeno en sus pulmones y ellos deslizándose por su cuerpo le hacían despertarse y confiar en un maravilloso día que le proporcionaba las ganas de deslizarse suave junto al viento que jugaba con sus cabellos oscuros y ondulados. Le sonreía al sol y a todo el que pasará. Y procuraba cruzar sus ojos con la luz para que todo aquel que los viera se sintiera hechizado por ellos. Su magia era que cambiaban de color según la luz que incidía en ellos. A veces verde, miel, gris azulado… Empezaba a gustarle cada vez más su cuerpo. Por primera vez sentía que las personas la admiraban en cierto sentido, y nunca se sintió más unida al universo como entonces. 
Se dirigía a comprar para el desayuno, y ya en el mercado se encontró con Erik. Él no la había visto y por cobardía ella intentó no ser vista. Tras un mostrador lo observaba casi escondida. Hacía muchísimo tiempo desde su último encuentro cara a cara y a pesar de que obviamente ella no era la misma, se preguntaba cómo reaccionar si se daba el caso de hablar con él. Entonces Erik se dejo ver de perfil y Kaliste hizo de un pensamiento interno a externo, lo suficiente como para que este se diera cuenta de la procedencia de las palabras de Kaliste. Que nada más darse cuenta de su error se tapo la boca y se empujo despaldas al mostrador haciendo caer una lata de conservas. Erik encontró muy cómico el momento y también se sintió un poco ruborizado por oír aquello. No le dio tiempo a ver a Kaliste del todo así que muy osado se dispuso a ir a ver quién era. Recogió la lata caída y se encontró a Kaliste con los ojos cerrados y hablando para sí misma a forma de querer hacerse invisible en ese momento. Ésta aun no se había percatado de que Erik estaba en frente, y éste la miró asombrado por su deslumbrante belleza y extrañamente fascinado por la reacción de la chica que no conocía y que relacionaba como su antigua amiga Kaliste. No podía ser ella, es una coincidencia, se decía. La quiso sacar de su trance saludándola. Kaliste estaba tan inmersa en sí misma que escuchó un “bola” en vez de un “hola”. Arqueo una ceja y se preguntó ¿Bola? Abriendo los ojos se encontró a la sonrisa que recordaba, el olor que emanaba le removía del todo y sus ojos la embobaron… Por fin dijo “hola”. Por la reacción que tuvo ésta, a Erik seguía pareciéndole muy familiar y le pregunto si no se conocían de antes.  Kaliste entre abrió despacio los labios y sus ojos fijos en los de él tornaron hacía la derecha. Ella sabía que así era pero ¿cómo explicar su nuevo “look”?, le dijo que no. De repente se estaba dando cuenta de la importancia de todo esto. Al primer chico que hablaba con su nueva forma corpórea y tenía que ser él. Con la mala suerte de que se enamorara de ella y de ese mismo modo perderlo para siempre… 
Erik se acercó al mostrador y simultáneamente a ella. Y Kaliste pensando en la posible acción de besarla se echó más hacia tras cayendo de nuevo otras latas. Éste se río y le dijo que solo iba a colocar la lata la cual sorprendentemente se había multiplicado al intentarlo. Ella se rió y le ayudó a recoger las latas y rápidamente se puso seria al darse cuenta que no podía evitar caer en recuerdos junto a él y le hacían sentirse blanda. Entonces tras colocar todas las latas se intentó ir rápidamente pero Erik la paró en un momento, diciéndole que le gustaría volver a verla. Ella comenzó a reblandecerse y entristecerse al mismo tiempo. ¿Se había olvidado de ella? ¿Sus promesas? Le dolía que no pudiera dejar de vivir en el pasado. Y en ese momento, enfurecida se dio la vuelta para decirle que ni se le pasara por la cabeza tal cosa. Erik sorprendido arqueó una ceja y pudo observar cómo sus manos temblaban. Entonces se acercó a ella agarrándole las manos. Ella miró como le cogía las manos mientras le decía “si eso es así, ¿por qué me has gritado guapo?” y creo una picara sonrisa mientras miraba a sus ojos que se encontraban en un tono gris azulado. Ella le miró mientras retiraba poco a poco las manos. Se dio cuenta de que había cambiado. “Esa gran seguridad que emanas (le dice), ¿te crees qué puedes conseguir lo que quieras con esa elocuencia?” Él le respondió un poco sorprendido que al menos es más sutil al mostrar sus sentimientos, y le mostró una gran sonrisa. Ella se ruborizó y le explicó que era un error. Que no debía haberse enterado. Él rió y ella no pudo evitar dejar escapar una sonrisa. Erik volvió a sentirse muy familiarizado con toda esa situación así que le dijo aquello que le rondaba por la cabeza desde el momento en que la vio: que le recordaba mucho a alguien que él conoce y la nombró para cerciorarse de sí lo mismo eran parientes o algo por el estilo. Pero ella intentaba evitar todo parentesco posible por eso mismo le dijo que no. Y dentro de ella resurgió la espereza pues, no la había olvidado después de todo. Y se le escapó de nuevo su sonrisa. Y éste al mirarla le dijo que sabía que a ella le gusta él. Kaliste muy orgullosa lo fulminó con la mirada mientras le decía que olvidara todo aquello, que la olvidara a ella. Y rápidamente, como un haz de luz salió del establecimiento. Cuando ya estaba fuera se dio cuenta de que al final no había comprado el desayuno y que se le hacía tarde así que volviendo rápidamente compró lo que necesitaba.
Aun guardaba los nervios al verle, y se sentía perdida y deseosa de volverlo a encontrar. Sube al ferri y comienza a tararear desembocando todo lo vivido, y sacándolo todo fuera…

Ojala fuéramos agua.
Ojala fuéramos agua,
 para mezclarnos en corrientes que no dejen de guiarnos hacía otro lugar,
 mostrándonos la inmensidad de nuestro mar
Y demostrándome que aun puedo hallar más al mirar tus ojos donde se precipita mi mundo.
Donde la perdición y la eternidad se juntaron para desafiar mi alma.
 Aquella que todavía no encontró recoveco para dejarse llevar…
Mi cielo en sí, es tan oscuro, tan cálido,
producto de imaginar un cielo que no pertenece a mi mundo
Deje de soñar y pose los pies en el cielo.
Me di cuenta de que pertenezco a tu riesgo…

Sus pies van bailando con la ciudad y mientras va caminando tarareando se dirige a un parque. Lo ocurrido le ha hecho olvidar todo por completo y se ha puesto a contemplar el sol y a dibujar a los cisnes del estanque. Inmersa en su mundo se acercó alguien a su espalda que le susurró al oído “bola”. Rápidamente se dio la vuelta pero no encontró a nadie. Y con cara de preocupación se dijo para sí “es imposible”. Al darse de nuevo la vuelta y levantarse se encontró cara a cara con Erik y éste le preguntó si se iba tan pronto. Ella asustada se volvió a sentar y le preguntó que si la estaba siguiendo, él le respondió que vive por la zona. Y ella pensado en alto le dijo “claro, ya se me había olvidado…” Él confuso le pregunta de qué está hablando. Ella le contesta que tiene que irse y cuando se levanta, caen algunos dibujos que Erik recoge y al verlos le dice que le han gustado mucho y cuando la mira el sol le da directamente a los ojos mostrando un verde luminoso que lo deja embobado. Kaliste aún nerviosa le pregunta si le piensa devolver los dibujos algún día, y éste aún algo embobado, sacudiendo la cabeza se los devuelve.
–Tienes unos ojos increíbles.-Le dice- Y dibujas de miedo.
 
- En realidad, no estoy muy contenta con mis dibujos, lo cierto es que no se pintar aunque quisiera. Es tan solo un hobby.
-Yo podría enseñarte algo. Me estoy formando como inspirador practico para dibujantes. Es… una nueva rama de psicología para que los pintores expresen al máximo sus sentimientos, o lo que pretendan reflejar mediante personas que les inspiran a llegar a ese estado. ¿Querrías probar?- Le dijo mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.
- Aab…En realidad yo…tengo que irme.
-No, venga vamos prueba. Te sorprenderás a ti misma.
Era inevitable, caía de nuevo en su eterno candor, y su cálida sonrisa.
-Está bien. Dijo mostrándole una tímida sonrisa.
- Bien, coge lo que vayas a usar para pintar.- Erik se sentó y le dijo –Colócate encima de mí.
-¿Es…absolutamente necesario?- Le dijo sorprendida y arqueando una ceja.
-Confía en mi ¿quieres?
Bien, ahora concéntrate y relájate. Cierra los ojos y busca tu más profundo sentimiento creando una visualización de aquello que te transmite. Y cuando lo tengas comienza a pintar.
Después de un rato, Kaliste, mediante un suspiro terminó relajándose por completo. Entonces comenzó a pintar aun con los ojos cerrados y se desvió hacía la pierna de él. Erik alcanzó a tiempo su mano la cual volvió a posar de nuevo sobre el papel y en un susurro le dijo que ya podía abrir los ojos. Cuando Kaliste abrió los ojos se encontró frente a él.
-Erik, lo que siento…no se puede pintar…
Casi rozándose los labios.
-…Yo…no te he dicho mi nombre.
De pronto las doce de la tarde sonaron en el reloj de la plaza del parque y Kaliste recordó que tenía que llevar la comida a su padre. Así que rápidamente se levantó y le dijo que tenía que irse y con un suspiro salió corriendo. Erik anonadado por el momento, se preguntó cuando le dijo su nombre y no dejaban de llevarle a los momentos de cuando jugaba junto a Kaliste.
 
-Se parecen demasiado…

1 comentario:

  1. Sentimos muchos los problemas con las letras, pero el blog no nos permite arreglarlo. Quizá más a delante encontremos una solución. Gracias por seguirnos.^^

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