Un mundo lleno de oscuridad, una oscuridad
que arrancaba todo; olores, sabores, sensación atmosférica...
Todo es etéreo, nada parece pertenecer a la
vida, menos en aquel pico de la torre "Bohemia".
Es como si viviéramos en el mismo mar
intentando ver el sol y su cielo con ansias de respirar notando que es aire, lo
que nuestros pulmones ahora reclaman. Nuestra ciudad carece de tonos y musical
alegre. Pertenece a una depresión tan grande que abarca nuestras almas.
Yo nací ya en este mundo, y al ser así, no
conozco otro. Pero mi madre me hablaba de él. Me relataba cuentos e historias
hermosísimas. ¡Ojala yo hubiera vivido entonces!
De
todos los relatos que ella me contaba el más especial para mí era "El
reino de Evolet": la Diosa más bella del reino, atrapada por su codicia y
egoísmo en una torre, donde un hechicero la hizo cautiva, prometiéndole
felicidad.
Lo más especial de su relato era que
aquella Torre, la Torre "Bohemia", donde actualmente paso mis
atardeceres junto a ella y el rio. Es el único sitio donde puedo contemplar
reflejados los colores del cielo y del sol.
La Torre es tan alta, que llega a
alcanzar con su pico los cielos dorados
y aunque muchas veces intenté encontrar la manera de subir, después de ver a muchos científicos y magos
gastando sus energías en ella, mis intentos fueron patéticos.
Que me guste tanto esa historia, es porque
creo en ella. Es la única razón que podría explicar el por qué de que mi mundo
se halle sin vida. Y me obsesiona el hecho de que pueda hacer algo y no sepa
qué es. Así que me remonto una y otra vez al principio de la historia...
Hace 150 años una noche aterrizó una
estrella que se posó suavemente y sin erosionar nada, sobre la tierra del reino
"Alármony". De ella salieron destellos de luz y fuego, que contra
natura, eran fríos vientos lumínicos que dibujaban movimientos y describían
figuras humanas, tan bellas que tan solo con su sombra podían cautivarte. Pero
ninguna de esas figuras se formaba del todo. Hasta que entonces, sucedió algo
mágico, más aun de todo lo visto entonces; todas aquellas luces se unían poco a
poco y formaron la figura de una mujer de gran belleza y cuando parecía que su
cuerpo por fin iba a tomar la forma humana definitiva, todo aquello tomó forma
de un hermoso bebe. Ella era Evolet la diosa más hermosa de todo el Universo.
Tras haber nacido, un joven mago apareció de la nada y supo que para el resto
de sus días tendría el cometido de cuidar de ella.
Evolet con 17 años empezó a darse cuenta de
su poder sobre el reino. Era adorada y deseada por todos. Y empezó a emplear el
poder a su antojo. Así fue como se desencadenó todo. Es en este momento cuando
todo comenzó a ir mal...
Evolet iba a casarse con el Dios de la
ciudad vecina. Siempre lo aceptó, hasta entonces. Decidió que ella no viviría
para hacer felices a los demás sin obtener nada a cambio. El casarse con él, no era más que un acuerdo
matrimonial, pero ahora, no estaba dispuesta a ello. Miles de solteros
intentaron cautivar a Evolet que ya no estaba prometida. Esto lo usó para su
beneficio. Ella estaba siempre para todos y para ninguno. A todos ellos les
hacía creer que eran especiales y tan solo con eso ella podía conseguir de
ellos cualquier cosa. Sin embargo, sentía cada vez más y más que algo grande y
maravilloso le faltaba y que ninguno de aquellos hombres se lo ofrecían. Supuso
que le faltaba ser feliz, feliz del todo.
Una mañana se acercó a su maestro, aquel
joven Mago, se había convertido en un gran hechicero temido y adorado por
todos. Aunque su poder era inmenso era incapaz de soportar los encantos de
Evolet. Pues él la amaba desde el mismo
instante en que nació. Sabía que cuando llegase este momento no podría negarle nada.
Evolet se acercó a él y lo besó. Su beso no
era superficial. Ella transmitía en todo lo que tocaba un sentimiento real, aunque no lo fuera. Y
tras eso, le miró a los ojos regalándole una sonrisa. Ella no le dijo nada pues
sabía que él conocía los recovecos de su mente, hasta tal punto, que no era
necesario arrancar palabras. Entonces se le cayó una lágrima, agachó la cabeza
y susurró "apologise".
Seguidamente se levantó como si estuviera manteniendo un gran peso sobre él y
conforme se levantaba más y más, más se
alzaba su voz. De repente su rostro se tornó oscuro y cruel y a sus manos
alzadas al cielo llegaban energías que emanaban oscuridad. Mientras llegaban,
el hechicero le susurró a Evolet que se
convertiría en la mujer más feliz del mundo entero. De repente, salió de la
nada una torre. Mientras esta se alzaba, el mundo iba perdiendo su color, su
vida... El mundo temblaba porque aquella fuerza oscura parecía ser el mismo
apocalipsis. Una guerra entre el bien y el mal, y todo desaparecía sin opción
de retorno. Entonces Evolet asustada gritó en busca de una respuesta. Tan solo
fue respondida de un modo en que el hechicero la hizo levitar hasta colocarla
dentro de la torre donde sin entender nada comenzó a correr escaleras arriba al
tiempo que crecía la torre y se ennegrecía el mundo. Desde allí obtuvo la
respuesta. Sería la mujer más feliz, en aquella torre que solo podría poseer
ella para disfrutar desde el pico el mundo que no supo valorar. El hechizo se
rompería cuando de verdad amase a alguien. Quiso saber por qué le castigaba, y
acercándose el hechicero a la ventana de la torre, la besó. Tras eso la miró a
los ojos y le regaló una sonrisa.
Ella le respondió con llanto
amargo, que tan solo al escucharlo podías sentir el vació de su interior, desbordándose en
gritos de dolor. Sus lágrimas cayeron formando las ramas que encerrarían del
todo su torre.
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