lunes, 15 de octubre de 2012

3ºCapitulo-> Lara


No podía creer que eso le sucediera a ella, la mujer más poderosa del reino, la más amada. Suplicó al mago para que la sacara de allí,  incluso le amenazó, pero al ver que el mago no hacía nada empezó a desesperarse cada vez más.
El resto de días fueron muy confusos para ella. En aquella torre tenía todos los lujos que hubiera soñado y más, pero a la vez no tenía nada. Sentía un gran vacío en su pecho y no podía prestar atención a nada que no fuese buscar una salida, buscar su libertad. Probó todo lo inimaginable: intentó derrumbar una de las paredes de la torre, escavar un agujero, hasta pensó en salir por la ventana con la ayuda de una sabana, pero nada de eso surtió efecto. Chilló y chilló hasta quedarse sin voz con la esperanza de que alguien la oyera y pudiera sacarla de la prisión, pero solo la escuchaba el viento...
El simple hecho de buscar continuamente una posible escapatoria hizo que dejara atrás todo lo demás, todas aquellas cosas que ella en ese momento consideraba superfluas, dejándose de lado incluso a sí misma.
El mago la observaba cada día, ya que aún sabiendo cómo era, la seguía amando incluso más que antes. Y verla sufrir hacia que el sufriera también. Evolet no sabía este hecho ya que él la observaba a través de un libro mágico que mostraba imágenes de momentos reales. Era como ver una película a través de las páginas de un libro. Y entonces la vio.
Evolet, ya cansada en uno de sus intentos de huida rompió a llorar. Sabía que no podía escapar de allí, de ese infierno que ella misma con su arrogancia había creado, que era demasiado tarde, todo estaba perdido ya para ella, y de pronto se sintió sin fuerzas para seguir adelante, y cayó al suelo.
Estaba inconsciente, llevaba días sin comer y eso le trajo consecuencias. El mago al ver esto apareció de pronto en la torre e intentó despertar a Evolet, sin éxito alguno.
Fueron necesarios unos cuantos días y unos cuantos conjuros para que Evolet volviese en sí. Seguía débil, pero al menos estaba consciente. El mago al comprobar que estaba así de mal, se sintió muy culpable y le dijo que no podía eliminar el conjuro, pero que sí que podía ayudarle a finalizarlo, y entonces sacó de su bolsa aquel extraño libro.
En la portada reposaba la figura de dos serpientes cruzándose “OFIRI”. Dijo el mago, él te ayudará. Y junto al libro le entregó un anillo con el mismo símbolo. Al ponérselo las serpientes se iluminaron dejando ver una resplandeciente luz azul blanquecina, que le devolvió parte de la esperanza perdida.
 Ella le miro y le acaricio la mejilla. Por primera vez estaba dando señales reales de aprecio. Por poco que fuera llevaba consigo todo el amor que ella le profesaba, aunque no fuera el mismo que mantenía hechizado al mago.
                                                                   (pág.3)The flash back












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